Un locutorio del Raval con un cartel sobre renovación del documento de identidad | Sònia Calvó
Maira activa su rutina de cada miércoles. abogados expertos en inmigración Ese día, se supone, dan boletos (desde hace poco los dan día tras día, si bien el miércoles es el día que más citas se dan). El móvil en una mano, el ordenador en la otra. Mas nada. abogado reagrupacion familiar Ni en la aplicación, ni en la página web. Mismo resultado: «No hay cita disponible en esta oficina». Ese fue el mantra de esta joven colombiana durante casi 6 meses. Pese a que lo tenía todo para regularizar su situación: una codiciada oferta de empleo y sus documentos listos.
La situación de Maira no es apartada. El demanda el colapso en la Oficina de Extranjería de Barna. Perder las ofertas de trabajo, deportaciones, multas o se encuentra entre las quinielas cuando uno no puede acceder a una cita. , y de hecho las fuentes consultadas aseguran que es peor que un par de años atrás.
Como Maira, los perjudicados por la carencia de citas se ven abocados a un sobrecoste a la hora de administrar sus documentos: mercado informal de boletos en los locutorios o, todavía más costoso, un profesional del derecho que acelere la obtención de citas.
Maira lleva más de diez años en Barcelona. Ahora tiene veinticinco. Llegó en dos mil ocho por reagrupación familiar, en pleno estallido de la crisis, y su madre tuvo que ponerse a trabajar en el ámbito de la hostelería: contratos cortos, cuando no en negro. No cotizaba suficiente y por este motivo no pudo renovar sus papeles, por lo que entró en irregularidad sobrevenida. Hasta hace dos meses.
Pese a la situación administrativa irregular, Maira estudió ESO y bachillerato, y comenzó un grado superior pero lo debió dejar para trabajar. Dos años atrás reunió el valor y el dinero y se metió en administración y finanzas (encontró una escuela donde le dejaban estudiar con pasaporte). «Yo misma llegué a pensar: jamás tendré papeles. Siempre y en toda circunstancia luchando en la sombra en esta ciudad», se decía.
Al acabar el grado, al fin uno de los requisitos –para nada bajo– para regularizar su situación: una oferta de empleo, de un año y a cuarenta horas semanales. La cooperativa de Sants (Barna) la Ciutat Invisible, una librería arraigada al distrito, le propuso entrar a ser parte de su estructura en setiembre de dos mil diecisiete. Sabía que el proceso no iba a ser simple. Mas tampoco tal averno. Reunieron toda la documentación necesaria, mas pasaban los días para entrar a la aplicación o bien a la web y no había manera. «Lo sentimos mas no hay cita disponible en esta oficina». Maira se intranquilizaba.
Buscando alternativas, un amigo le aconsejó ir a un locutorio. Un mes tras la oferta, entró a uno de ellos, en la calle Joaquim Costa del Raval. Tras pedirle los datos del pasaporte, le aseguraron que tendría una cita en un par de semanas o bien un mes. No mentían. Pero se confundieron y le lograron un billete para poner huellas, no para dar documentación. «No me servía, les afirmé que lo sentía».
Maira pagó veinte euros por el trámite. Otras fuentes elevan el precio hasta los 100, dependiendo de la prisa. Ningún locutorio consultado acredita que se realice compraventa, tan solo –admite un empleado de un local del Raval– «gestión». Ni siquiera los profesionales del derecho consultados por Catalunya Plural saben de qué forma los locutorios acceden a citas ya antes que , que mediante el Colegio de Abogados pueden obtener turno en unos dos meses. Por último, Maira contrató a un abogado, que, por ser un contacto familiar, le salió por otros 100 euros. Podrían haber sido hasta 300. Era finales de noviembre.
«Es intolerable que tengan que recurrir a un profesional para administrar una cita», destaca Luciano Banchio, abogado y miembro de la comisión jurídica del Espacio del Inmigrante de Barcelona.
Otra comisión, la de Extranjería del Ilustre Instituto de Abogados de Barcelona (ICAB) y también el Defensor del Pueblo llevan más de dos años por la carencia de recursos en la Oficina de Extranjería Barcelona para atender a los migrantes.
«La situación desde hace un par de años ha empeorado. La semana pasada daban cita para octubre. Y el horario en que la dan [miércoles a primera hora] no está publicado, solo lo sabemos los abogados; es muy normal que la gente se encuentre el ‘no está disponible'», dice Banchio. «El funcionamiento de la oficina debe ser para un extranjero y no tiene porqué estar acompañado de un abogado o bien un gestor, es como la declaración de la renta, está hecho para que el ciudadano pueda hacerla solo».
Según informa Banchio, la decana del colegio mandó un escrito días atrás a la Delegación de Gobierno en Barcelona. Por su lado, la delegada de la comisión de extranjería del ICAB se reunió con la Delegación de Gobierno, y –dice Banchio– la «única» contestación fue que la Dirección General de la Función Pública iba a trasladar la protesta al Centro Directivo en materia de Aplicación Informática. «Ya hace años que se dice que faltan funcionarios», asegura Banchio.
Pese a la reiterada petición, la subdelegación de Gobierno de Catalunya –administración de la que cuelga la Delegación de Gobierno en Barna y, en consecuencia, la Oficina de Extranjería de Barcelona– no ha respondido a este medio las preguntas sobre la situación de las citas previas en la capital catalana.
Maira consiguió su cita a principios de este dos mil dieciocho. En una semana tenía la resolución y, a las dos, ya estaba trabajando en la Ciutat Invisible. «Ya tenía la oferta, lo más bastante difícil. Yo sabía que la Ciutat estaba mentalizada, mas no sabía que iba a durar tanto, podía perderla. abogados tramites extranjeria Si no hubiera sido la Ciutat… ¿De qué manera te va a contratar un empresario sabiendo que no te vas a poder añadir hasta seis meses después?».